Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de
una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las
Escrituras:
Salmo 32
“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido
perdonada
y cubierto su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien mi Señor no culpa de iniquidad
y en cuyo espíritu no hay engaño.
y cubierto su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien mi Señor no culpa de iniquidad
y en cuyo espíritu no hay engaño.
Mientras callé, se envejecieron mis huesos
en mi gemir todo el día,
porque de día y de noche se aumentó sobre mí tu mano;
se volvió mi verdor en sequedades de verano.
en mi gemir todo el día,
porque de día y de noche se aumentó sobre mí tu mano;
se volvió mi verdor en sequedades de verano.
Mi pecado te declaré
y no encubrí mi iniquidad.
Dije: «Confesaré mis rebeliones a mi Señor»,
y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
y no encubrí mi iniquidad.
Dije: «Confesaré mis rebeliones a mi Señor»,
y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Por esto orará a ti todo santo
en el tiempo en que puedas ser hallado;
ciertamente en la inundación de muchas aguas
no llegarán éstas a él.
Tú eres mi refugio;
me guardarás de la angustia;
con cánticos de liberación me rodearás.
en el tiempo en que puedas ser hallado;
ciertamente en la inundación de muchas aguas
no llegarán éstas a él.
Tú eres mi refugio;
me guardarás de la angustia;
con cánticos de liberación me rodearás.
«Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes
andar;
sobre ti fijaré mis ojos.
No seas como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
porque si no, no se acercan a ti.»
sobre ti fijaré mis ojos.
No seas como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
porque si no, no se acercan a ti.»
Muchos dolores habrá para el impío;
mas al que espera en mi Señor lo rodea la misericordia.
Alégrense en mi Señor y gócense, justos;
¡canten con júbilo todos ustedes los rectos de corazón!” Amén.
mas al que espera en mi Señor lo rodea la misericordia.
Alégrense en mi Señor y gócense, justos;
¡canten con júbilo todos ustedes los rectos de corazón!” Amén.
Curiosidades
¿A qué llamaban “lepra” en los tiempos bíblicos?
No cabe duda de que la lepra existía en la India ya para el 600 aC.
Aprox. y en Europa ya en el 400 aC. No hay indicaciones claras de que el AT se
refiera a ella o, incluso, de que haya existido en los días del éxodo, aunque
por cierto existía en la época del NT.
(Nuevo
Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1229)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
Marcos
1:40-45
“Vino a él un
leproso que, de rodillas, le dijo:
—Si quieres, puedes
limpiarme.
Jesús, teniendo
misericordia de él, extendió la mano, lo tocó y le dijo:
—Quiero, sé limpio.
Tan pronto terminó
de hablar, la lepra desapareció del hombre, y quedó limpio. Entonces lo despidió en seguida, y le ordenó estrictamente:
—Mira, no digas a
nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que
Moisés mandó, para testimonio a ellos.
Pero, al salir,
comenzó a publicar y a divulgar mucho el hecho, de manera que ya Jesús no podía
entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en los lugares
desiertos; y venían a él de todas partes.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
Una de las cosas más difíciles para los y las
cristianas es seguir y aceptar la voluntad de Dios. Decirle a Dios, “que sea lo
que vos quieras, lo que vos creas que es mejor para mí”.
A pesar de que en el Padrenuestro una y otra vez
repetimos “hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”, en nuestras
oraciones buscamos convencer a Dios que haga lo que nosotros queremos, lo que
nosotros necesitamos y creemos que es mejor para nosotros. Incluso, cuando las
cosas no suceden de la forma que esperamos o deseamos, andamos medio enojados o
desconcertados porque parecería que Dios no nos escucha.
Pero cuando logramos dejar que Dios actúe, cuando
descansamos en él, cuando dejamos que las cosas “fluyan” (como tantas veces
decimos), las cosas salen de la mejor forma, las cosas van encajando como un
rompecabezas que se va armando suavemente, sin forzar las piezas… pero para
ello hay otra cosa que nos toca aprender, y esto es vivir en paciencia.
La paciencia no es una de las cosas muy bien
vistas en este mundo de lo inmediato, en donde todo es YA. En donde parece que
si no respondemos el mensaje o el correo en este preciso momento, se hace
tarde, en donde si leemos el diario de ayer, es como que todo ahí está viejo,
en donde la vida se vive corriendo atrás de no sé qué, en vez de un proceso que
va desde el nacimiento hacia la muerte, y en donde el tiempo no se pierde,
porque todo es experiencia, todo es enseñanza, todo construye a la persona.
Dios nos ha creado con dones, cada uno diferente
al otro, pero todos y todas valiosas y únicas. Cada uno de nosotros tenemos una
misión, algo que cumplir en esta vida, para lo cual nos vamos preparando desde
que llegamos aquí. Por eso son importantes los procesos, por eso es importante
descubrir cuál es esa misión, y la única forma es que Dios nos lo diga, de una
u otra manera. Y los tiempos de Dios y sus métodos son muy diferentes a los
nuestros… y mucho mejores, por cierto.
Hoy Dios te está hablando y te está guiando. Está
en vos darle el lugar en tu vida. Amén.
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