Cada
latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios,
escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
Salmo
130
“De lo
profundo, mi Señor, a ti clamo.
Señor, oye mi voz;
estén atentos tus oídos
a la voz de mi súplica.
Señor, oye mi voz;
estén atentos tus oídos
a la voz de mi súplica.
Jah, si
miras los pecados,
¿quién, Señor, podrá mantenerse?
Pero en ti hay perdón,
para que seas reverenciado.
¿quién, Señor, podrá mantenerse?
Pero en ti hay perdón,
para que seas reverenciado.
Esperé yo
en mi Señor;
esperó mi alma,
en su palabra he esperado.
Mi alma espera en mi Señor
más que los centinelas la mañana,
más que los vigilantes la mañana.
esperó mi alma,
en su palabra he esperado.
Mi alma espera en mi Señor
más que los centinelas la mañana,
más que los vigilantes la mañana.
Espere
Israel en mi Señor,
porque en mi Señor hay misericordia
y abundante redención con él.
Él redimirá a Israel
de todos sus pecados.” Amén.
porque en mi Señor hay misericordia
y abundante redención con él.
Él redimirá a Israel
de todos sus pecados.” Amén.
Curiosidades
¿Qué significa la palabra “carne” según el Nuevo Testamento?
El término para “carne” en el NT es sarx.
Esta palabra reproduce la mayor parte del significado veterotestamentario de basar.
Denota la parte carnosa del cuerpo. Como de las referencias de comer carne, o a
todo el cuerpo. También puede significar el hombre completo. Al igual que en el
AT, el hombre y la mujer son “una sola carne”, y hay pasajes que se refieren a
“toda carne”. Se menciona la debilidad de la carne en relación con el fracaso
de los apóstoles cuando debían mantenerse despiertos en Getsemaní.
Pero el NT tiene también algunos significados distintivos. Semejantes a
los pasajes con “hueso mío y carne mía” del AT, tenemos los que se refieren a
la declinación física y cosas parecidas. Se habla así de que Cristo era “del
linaje de David según la carne”. Pablo puede hablar de “Israel según la carne”,
y de los israelitas como sus “parientes según la carne”.
“La carne” puede significar la existencia física en su totalidad, y hay
referencias al ser visto “en la carne”. El estar “en la carne” no es
incompatible con estar “en el Señor”. La carne puede mancillarse o purificarse.
La vida que ahora vivía Pablo el cristiano era “en la carne”.
Pero, por definición, la carne es la parte terrenal del ser humano. Tiene
sus “concupiscencias” y sus “deseos”. De los que se concentran en ellos puede
decirse que “piensan en las cosas de la carne”. Y ocuparse de la carne “es
muerte”. Esto se explica como “enemistad contra Dios”. El ser humano cuyo
horizonte está limitado por la carne se opone, por eso mismo, a Dios. Vive
“conforme a la carne”, esa carne que “codicia contra el Espíritu”. Para una
impresionante lista de “las obras de la carne” véase Gálatas 5:19-21. En este
sentido, la carne denota la personalidad total del ser humano organizada en
dirección equivocada, y dirigida a empresas puramente terrenales en lugar del
servicio a Dios.
(Nuevo
Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.225-226)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
Romanos
8:8-11
“… y los que viven según la carne no pueden
agradar a Dios.
Pero ustedes no viven
según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios está en ustedes.
Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está
en ustedes, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, pero el
espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de
aquel que levantó de los muertos a Jesús está en ustedes, el que levantó de los
muertos a Cristo Jesús vivificará también sus cuerpos mortales por su Espíritu
que está en ustedes.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
En ocasiones me pongo a pensar lo diferente que
sería el mundo si los que nos decimos cristianos realmente viviríamos en
Cristo, según su Espíritu.
Lamentablemente no es así porque la mayoría de las
personas tiene la fe como un accesorio, algo alejado de su vida cotidiana y de
ninguna manera como norma de vida.
Si le damos una mirada a la historia del mundo
“occidental y cristiano” nos vamos a encontrar hasta el día de hoy con una
realidad muy diferente a las enseñanzas de Jesús, al modelo de Cristo.
Muchas veces creo que es la razón también del
desprestigio de la Iglesia como institución.
Dice Pablo en su carta que el Espíritu de Cristo
vive a causa de la justicia, esto nos compromete a todos los cristianos y
cristianas a trabajar por una sociedad más justa. Nos lleva a no hacer la
“vista gorda” frente a la corrupción, la falta de justicia y el enriquecimiento
desmedido de unas personas a costa de otras.
Como cristianos y cristianas nos debería doler la
realidad en la que vivimos y deberíamos estar haciendo algo por cambiarla. Es
impensable que si nuestros dirigentes políticos vivieran la fe a la que dicen
pertenecer, fueran tan indiferentes ante una sociedad cada día más dividida,
violenta y corrupta.
El punto que una cosa es decir y otra muy
diferente es hacer. El hacer nos exige un compromiso, una coherencia, salirnos
de nosotros mismos para entregar nuestras vidas para dar el testimonio al que
somos llamados a través del Bautismo.
¡Qué distinto sería todo! No tendríamos otros
problemas que los que surgen naturalmente. No tendríamos que lidiar con las
consecuencias de una sociedad cada día más individualista, insensible y
competitiva… pero estamos lejos de esto…
Pero vos y yo podemos hacer la diferencia buscando
caminar sobre los pasos de Jesús, permitiendo que el Espíritu de Cristo nos
conduzca en un camino nuevo en donde, a través de pequeños gestos, produzcamos
los cambios. Que otras personas se sientan atraídas por este Espíritu, y así lograr
algunos cambios. ¿Nos acompañás? Amén.
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