viernes, 28 de octubre de 2011

30 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 131


“Mi Señor, no se ha envanecido mi corazón
ni mis ojos se enaltecieron;
ni anduve en grandezas
ni en cosas demasiado sublimes para mí.


En verdad me he comportado y he acallado mi alma
como un niño destetado de su madre.
¡Como un niño destetado está mi alma!


Espera, Israel, en mi Señor,
desde ahora y para siempre.
Amén.


Curiosidades


¿Qué son las filacterias?


El nombre “filacteria”, que viene del griego, significa “medio de protección” o “amuleto”. El judío habla de tefillá que significa “plegaria”. Representan la interpretación, por parte de los piadosos, de Ex.13:9,16; Dt.6:8; 11:18. La forma actual adquirió estabilidad ya en los primeros años del s.II d.C., y consiste en dos cubos, huecos hechos de piel de animales limpios, de 1,25 a 4 cm. de lado. La que se usaba en la cabeza estaba dividía en cuatro compartimentos iguales; la que es para la mano no tiene divisiones. En ella se colocaban cuatro pasajes de Ex.13:1-10; 13:11-16; Dt.6:4-9; 11:13-21, escritos a mano sobre pergamino. Las filacterias tiene correas de cuero mediantes las que los hombres se las atan en la mano izquierda y el centro de la frente antes de las plegarias matutinas, ya sea en la casa o en la sinagoga, excepto en el día de reposo y en las grandes fiestas. Tanto las filacterias como las correas son invariablemente de color negro.

No hay mención de ellas en el A.T., y parece que los samaritanos no las conocieron. La LXX toma los pasajes en que se basa esta costumbre como claramente metafóricos. Al parecer la Carta de Aristeas menciona solamente la del brazo, y Filón la de la cabeza.

Tanto la aclaración talmúdica un tanto posterior de que no las usaba la gente común, como el hecho de que no las mencionan los escritores paganos, indican que en la época de Cristo todavía las usaba una minoría de las personas. Podemos estar seguros de que todos los fariseos las usaban, no meramente durante la plegaria matutina sino durante las horas de luz. Su posterior restricción al momento de las plegarias se debió al hecho de que ofrecían una indicación demasiado evidente para reconocimiento de los judíos en tiempos de persecución. No hay razón para pensar que hayan sido usadas ya sea por Cristo o sus discípulos. Hasta la condenación en Mt.23:5, sugiere la tentación para los ultra piadosos de recalcar su adhesión a una costumbre que sólo lentamente fue ganándose un lugar. Su uso se hizo universal antes de la finalización del s.IId.C.

El judío ortodoxo interpreta su uso de un modo altamente espiritual. Esto lo demuestra la meditación que debe hacerse mientras se las pone, meditación que aparece muy al comienzo del servicio matutino en cualquier libro de oraciones judaico corriente.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Mateo 23:1-12


“Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:

«En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que les digan que guarden, guárdenlo y háganlo; pero no hagan conforme a sus obras, porque dicen, pero no hacen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes bien, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres, pues ensanchan sus filacterias y extienden los flecos de sus mantos; aman los primeros asientos en las cenas, las primeras sillas en las sinagogas, las salutaciones en las plazas y que los hombres los llamen: "Rabí, Rabí".

»Pero ustedes no pretendan que los llamen "Rabí", porque uno es su Maestro, el Cristo, y todos ustedes son hermanos. Y no llamen padre de ustedes a nadie en la tierra, porque uno es su Padre, el que está en los cielos. Ni sean llamados maestros, porque uno es su Maestro, el Cristo. El que es el mayor de ustedes sea su siervo, porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Siempre me llama la atención que la humildad se relaciona mayormente con la pobreza. De esa manera se dice que una persona tiene una vida humilde, o una casa o que viene de un hogar humilde cuando en realidad se está hablando de pobre o de pocos o escasos recursos económicos. Pero no necesariamente lo pobre es humilde. La humildad no es pobreza.

Alguien humilde es alguien que no se jacta de nada, a pesar de que lo podría hacer por su conocimiento o su dinero o jerarquía. El humilde no se fija en esas cosas sino que justamente lo que tiene o lo que es lo utiliza a favor de quien no se encuentra en esa situación. Justamente las palabras de Jesús hablan de esto.

La persona humilde es aquella que es sencilla a pesar de su dinero, que no necesita hablar con palabras difíciles para demostrar su conocimiento, es aquella que no busca demostrar nada, que sólo vive brindándose a los demás, practicando el amor al prójimo.

La impresión que siempre tengo con este mal uso de la palabra, esto es utilizar la palabra humilde como un sinónimo de pobreza, es esquivar la realidad de que justamente la humildad es una de las virtudes muy poco extendidas entre nosotros.

La humildad nada tiene que ver con una baja autoestima, ni con una apariencia débil. La humildad es una de las virtudes que más distinguen a Jesús, quien siendo Hijo de Dios, bajó a la tierra y se hizo una persona entre nosotros para experimentar en carne propia nuestras limitaciones y luego levantarnos al nivel de hijos e hijas de Dios.

Pero todo esto de ninguna manera tiene que ser para sentirnos mejores que otros, sino para estar al servicio de los demás, para de esa manera, dar a conocer a nuestro Dios, un Dios humilde, que no le gustan las apariencias ni los espectáculos.

Es difícil todo esto dentro de una sociedad en donde la humildad y el “perfil bajo” no es la moneda corriente, en donde hay personas que por aparentar son capaces de vivir endeudados hasta la coronilla. Pero no es imposible. Las palabras de Jesús son un buen respaldo: “…ustedes no pretendan que los llamen "Rabí", porque uno es su Maestro, el Cristo, y todos ustedes son hermanos. Y no llamen padre de ustedes a nadie en la tierra, porque uno es su Padre, el que está en los cielos. Ni sean llamados maestros, porque uno es su Maestro, el Cristo. El que es el mayor de ustedes sea su siervo.

La humildad no es pobreza, todo lo contrario: es riqueza, es amor al prójimo y sobre todo el reconocimiento claro de que sólo es grande y poderoso. Ser humilde es reconocer simplemente la condición de ser humano con todas las limitaciones que esto tiene. Amén.


Querido Jesús ¡cómo me cuesta ser humilde, reconocer que todo lo que soy y tengo te pertenece! Ayudame a cambiar, a reconocer que Dios me ha creado y me ha dado la posibilidad de ser y tener lo que soy, que estoy en sus manos. Ayudame a seguirte, que seas un ejemplo para mí. Ayudame a despojarme de mí misma y brindar todos mis dones a lo demás. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 21 de octubre de 2011

23 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 18 (1-6.43-50)


“Te amo, mi Señor, fortaleza mía.


Mi Señor, roca mía y castillo mío, mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.


Invocaré a mi Señor, quien es digno de ser alabado,
y seré salvo de mis enemigos.


Me rodearon los lazos de la muerte
y los torrentes de la destrucción me atemorizaron.


Los lazos del seol me han rodeado,
me tendieron redes de muerte.


En mi angustia invoqué a mi Señor
y clamé a mi Dios.
Él oyó mi voz desde su templo
y mi clamor llegó hasta sus oídos…


… Me has librado de las contiendas del pueblo;
me has hecho cabeza de las naciones;
pueblo que yo no conocía me sirvió.


Al oír de mí, me obedecieron;
los hijos de extraños se sometieron a mí.


Los extraños se debilitaron
y salieron temblando de sus encierros.


¡Viva mi Señor y bendita sea mi roca!
Y enaltecido sea el Dios de mi salvación,


el Dios que venga mis agravios
y somete pueblos debajo de mí,


el que me libra de mis enemigos
e incluso me eleva sobre los que se levantan contra mí.
Me libraste de hombre violento.


Por tanto yo te confesaré entre las naciones, mi Señor,
y cantaré a tu nombre.


Grandes triunfos da a su rey
y hace misericordia a su ungido,
a David y a su descendencia para siempre.”
Amén.


Curiosidades


¿A qué se refiere Jesús cuando habla de la Ley?


Frecuentemente el término “Ley” se utiliza en el sentido canónico para hacer referencia a todo el A.T. o a parte del mismo. Pablo cita de diferentes partes del A.T. en el contexto inmediatamente anterior, y debemos entender que sacó esas citas de lo que él llama “la ley”. Pero la flexibilidad con que usa el término es evidente. Porque cuando habla de “los que están “bajo la ley” en la cláusula siguiente, “ley” en esta oportunidad tiene un significado diferente.

Pero también se emplea el término en un sentido canónico más restringido para designar una parte del A.T. En la expresión “la ley y los profetas” tenemos que entender que está comprendido todo al A.T. excepto “los profetas”. En el sentido aun más restringido se emplea el Pentateuco, para diferenciarlo de las otras dos divisiones principales del A.T. Hay algunos casos en que no resulta claro si “la ley de Moisés” se refiere simplemente al Pentateuco, u si se emplea en sentido más inclusivo, para hacer referencia al resto del A.T. no incluido en “los profetas”. Es posible que, desde el momento que podemos utilizar la forma sencilla, “la ley”, en el sentido más inclusivo, “la ley de Moisés” puede también entenderse como que incluye más de lo que podría estrictamente denominarse mosaico. Esto también es sintomático de la flexibilidad de los términos en el uso neotestamentario, que surge a este respecto del hecho de que la expresión “la ley y los profetas” es una designación conveniente para el A.T. en su totalidad.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Mateo 22:34-40


“Entonces los fariseos, cuando oyeron que había hecho callar a los saduceos, se reunieron. Y uno de ellos, intérprete de la Ley, preguntó para tentarlo, diciendo:

- Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la Ley?

Jesús le dijo:

- "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente". Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


En las vacaciones de invierno tuvimos un campamento de jóvenes. Uno de los temas era los 10 mandamientos y el mandamiento mayor de Jesús: “Ama al Señor con todo tu ser y al prójimo como a ti mismo”.

Como casi siempre, cuando los jóvenes están de campamento, se hacían bromas unos a otros como una forma de divertirse. Pero es un juego peligroso porque hay algunos “bromistas” que no toleran que le hagan bromas, y se enojan o se ofenden. Y esto fue lo que pasó.

Una de las mañanas, en nuestro devocional, la consigna fue que cada uno en secreto anotara en un papel “que alguien le haga o le diga algo a otro”, pero con los nombres de los chicos. Después los invité a que leyeran lo que habían escrito, y la consigna entonces era que a la persona que le iban hacer algo o decir algo, lo tenía que hacer o decir al que escribió esa orden. Fue divertido, pero a la ver sorpresivo. Entonces hablamos acerca de “no hacer al otro lo que no nos gusta que nos hagan a nosotros”, pudimos reflexionar acerca de las bromas y cómo en esta ocasión se habían salido del límite y se habían transformado en venganzas sin fin.

El decir “ama a tu prójimo como a ti mismo” también puede decirse “no hagas al otro lo que no te gusta que te hagan a vos”. En un mundo en donde vemos al otro no como un ser que siente, sueña y vive como nosotros, en un mundo en donde nos hemos deshumanizado y hemos cosificado a los demás, es bueno pensar en el amor al prójimo de esa manera. Así, cada vez que vamos a hacer algo que pueda perjudicar a otro, si pensamos qué sentiríamos nosotros si nos hicieran eso, seguramente el trato entre nosotros mejoraría. Nuestro pueblo mejoraría, nuestro barrio.

Una vez que logramos pensar en esa línea, también podemos pensar en qué cosas podemos hacer por el otro que le harían una vida mejor, y si eso se extiende, volvería también a nosotros, y de esa manera podríamos vivir concretamente el amor al prójimo, que es el mandato mayor de Jesús. ¿no te parece una buena idea? Amén.


Querido Jesús, ayudame a ver en el otro a mi hermano, a mi hermana, a esa persona por la que también diste tu vida y que también es hijo de Dios. Ayudame a aprender a amar a quienes me rodean, incluso a los que no conozco. Te lo pido a vos que junto al Padre y al Espíritu Santo, vives por toda la eternidad. Amén.

viernes, 14 de octubre de 2011

16 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 96

“Canten a mi Señor cántico nuevo;
canten a mi Señor toda la tierra.


Canten a mi Señor, bendigan su nombre.
Anuncien de día en día su salvación;


proclamen entre las naciones su gloria,
en todos los pueblos sus maravillas,


porque grande es mi Señor y digno de suprema alabanza;
temible sobre todos los dioses.


Todos los dioses de los pueblos son ídolos;
pero mi Señor hizo los cielos.


¡Alabanza y magnificencia delante de él!
¡Poder y hermosura en su santuario!


Tributen a mi Señor, familias de los pueblos,
den a mi Señor la gloria y el poder.


Den a mi Señor la honra debida a su nombre;
traigan ofrendas y vengan a sus atrios.


Adoren a mi Señor en la hermosura de la santidad;
teman delante de él, toda la tierra.


Digan entre las naciones: «¡Mi Señor reina!
También afirmó el mundo, no será conmovido;
juzgará a los pueblos con justicia».


Alégrense los cielos y gócese la tierra;
brame el mar y su plenitud.


Regocíjese el campo y todo lo que hay en él;
entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento


delante de mi Señor, que vino,
porque ha venido a juzgar la tierra.
¡Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con su verdad!”
Amén.

Curiosidades

¿Quiénes eran los herodianos?

Se los menciona como enemigos de Jesús, una vez en Galilea y luego en Jerusalén. Su asociación con los fariseos en la cuestión referente al pago del tributo al César sugiere que estaban de acuerdo sobre este asunto, o sea el nacionalismo por oposición al yugo extranjero. Este hecho, y la formación de la palabra, parecen probar que constituían un partido judío que ofrecía a la dinastía herodiana. La opinión de que constituían un partido religioso conocido en la literatura rabínica como los “boetosianos”, adherentes de la familia de Boeto, cuya hija Mariamne fue una de las esposas de Herodes, y cuyos hijos fueron elevados por él al sumo sacerdocio, actualmente no tiene aceptación.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Mateo 22:15-22

“Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderlo en alguna palabra. Y le enviaron sus discípulos junto con los herodianos, diciendo:

- Maestro, sabemos que eres amante de la verdad y que enseñas con verdad el camino de Dios, y no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. Dinos, pues, qué te parece: ¿Está permitido dar tributo a César, o no?

Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo:

- ¿Por qué me tientan, hipócritas? Muéstrenme la moneda del tributo.

Ellos le presentaron un denario. Entonces les preguntó:

- ¿De quién es esta imagen y la inscripción?

Le dijeron:

- De César.

Y les dijo:

- Den, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.

Al oír esto se maravillaron, y dejándolo, se fueron.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

El peligro del dinero, de que sea el centro de mi vida. Cada día vivo esto, y no es casual. Lo necesito, necesito del dinero para todo lo que emprendo: todo cuesta dinero.

La realidad de que no alcanza, que necesito más, y que cuanto más tengo más necesito… una rueda infernal de la que es muy difícil salir.

Busco tener unos ahorros, por las dudas… luego me digo ¿Por qué no una cuenta en dólares? Ahí alguien me dice: “lo mejor es trabajarlo al dinero, no dejarlo parado porque se te descapitaliza”. Entonces compro acciones y vivo pendiente de la bolsa: estoy atrapada, ya me agarró, el dios dinero me tiene en sus manos. Mi vida está pendiente de él y siento que todo gira ahí. me aferro a él, nunca es suficiente, pienso en la manera de ganar más, justifico mis actitudes para con los demás por esa necesidad mía de acumular más y más…

Me compro una compu, ¡la mejor!, un celular con todos los chiches… la ropa… tiene que ser de marca y cualquier cosa, si es importada, ¡mejor! Lleno mi casa de cosas… ¡tengo miedo que roben! Pongo rejas, alarmas, perros… ¡nada es suficiente! Tengo miedo de las personas que me rodean, me parece que me quieren sacar lo que tengo o que me buscan por interés…

El dios dinero me esclaviza, me llena de miedo, ambición, egoísmo… no está tan bueno seguirlo, dejar que gobierne mi vida.

Dios, el verdadero, el de la vida, me ofrece una vida mucho más feliz, más desprendida, en donde los seres humanos son la prioridad, y el amor es la moneda corriente. Esa es la vida que quiero. Seguir a Cristo y aceptar su propuesta de vida, en donde busco cambiar el mundo pero para beneficio de todos, en donde el dinero es un medio y no un fin. En donde soy una ciudadana que vive según la ley, pero que en Cristo vivo mi libertad de no atarme a otra cosa que no sea su Palabra. Una buena opción. La mejor. Amén.

Querido Jesús, ¡qué fácil es dejarse atrapar por el dinero, la ambición y el querer tener! Y qué difícil es salir de esa rueda cuando se ha entrado. Te pido que me preserves, que no deje que caiga en sus redes seductoras. Las publicidades me rodean y me proponen mil oportunidades para ser feliz, pero sé que la felicidad sólo está con vos. Dame fuerzas, integridad y convicción para vivir una vida en la fe. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 7 de octubre de 2011

9 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 23


“Mi Señor es mi pastor, nada me faltará.


En lugares de delicados pastos me hará descansar;
junto a aguas de reposo me pastoreará.


Confortará mi alma.
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.


Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo;
tu vara y tu cayado me infundirán aliento.


Aderezas mesa delante de mí
en presencia de mis angustiadores;
unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.


Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa de mi Señor moraré por largos días.”
Amén.


Curiosidades


¿Cómo eran las bodas en los tiempos de Jesús?


Las costumbres antiguas de las bodas judías son bastante difíciles de determinar, según los expertos. No disponemos más que de referencias dispersas y fragmentarias que nos impiden configurar una visión completa. Además, las costumbres variaban de un distrito judío a otro.

Así lo confirma Joachim Jeremías en su libro “Las parábolas de Jesús”:

La idea errónea ha surgido porque no poseemos una descripción de una fiesta nupcial conectada con la época de Jesús, sino colecciones modernas de material que intentan construir un mosaico conectado al margen de las alusiones dispersas encontradas en la literatura rabínica. Hay evidencias de que estas colecciones de material son incompletas. Esto no es sorprendente en vista de la situación con respecto a las fuentes; el material es limitado y muy disperso, y la imagen es extraordinariamente variada; entonces y ahora, las costumbres de las bodas diferían de un distrito a otro; más aún, tras la destrucción del Templo, bajo el repetido impacto de los desastres nacionales, los judíos sufrieron grandes restricciones; pero sobre todo, los informes ocasionales que poseemos están muy distribuidos en el espacio y en el tiempo: en el espacio vienen de Palestina y Babilonia, mientras que en el tiempo se extienden en muchos siglos.

Teniendo presente estas limitaciones intentaremos recopilar de forma resumida el típico proceso de una boda de aquel tiempo.

El joven pretendiente solía acudir a casa del padre de la novia portando una gran suma de dinero, un contrato de esponsales (redactado por las autoridades y costeado por el futuro novio), y un pellejo de vino.

En cuanto entraba en una casa un joven portando estas cosas ya se sabía a qué venía. Entonces el pretendiente discutía con el padre de la chica y con los hermanos mayores el precio acordado para poder desposar a su hija. Si finalmente el padre accedía, bebía con el pretendiente un trago de vino, y se invitaba a la hija a pasar. Si la hija accedía, entonces había acuerdo, y la hija y el pretendiente sellaban su acuerdo de esponsales bebiendo de misma copa de vino, mientras se pronunciaba una bendición.

Desde ese momento y hasta doce meses después tenían lugar los esponsales. El momento del inicio de los esponsales se marcaba con un regalo de boda, y la novia era tratada como si realmente estuviera casada. La unión no podía disolverse excepto por un divorcio legal.

Después del contrato de esponsales los novios continuaban separados cada uno en la casa de sus padres. Durante este período la novia se preparaba para su futuro papel de esposa y el novio se encargaba de conseguir el futuro alojamiento para su mujer, que podía ser incluso una habitación dentro de la casa de los padres.

Finalmente llegaba el día de la boda, Alfred Edersheim, en sus “Bocetos de la vida social judía”, nos relata más detalles:

El matrimonio seguía después [de los esponsales] tras un período más o menos largo, los límites de los cuales estaban fijados por la ley. La ceremonia en sí consistía en conducir a la novia a la casa del novio, con ciertas formalidades, la mayor parte datadas de tiempos antiguos. El matrimonio con una doncella se celebraba comúnmente por la tarde de un miércoles, lo cual dejaba los primeros días de la semana para los preparativos, y permitía al marido, si tenía alguna acusación en contra de la supuesta castidad de su prometida, realizarla de inmediato ante el sanedrín local, que se reunía cada jueves. Por otra parte, el matrimonio con una viuda se celebraba en jueves por la tarde, lo que dejaba tres días de la semana “para gozarse con ella”.

Las procesiones previas a la ceremonia constituían una parte importante del ritual, como describe Joachim Jeremias:

A última hora de la tarde los invitados se entretenían en la casa de la novia. Después de horas de esperar al novio, cuya llegada era repetidamente anunciada por mensajeros, llegaba finalmente, media hora antes de la media noche, para encontrarse con la novia; iba acompañado de sus amigos; iluminado por las llamas de las candelas, era recibido por los invitados que habían venido a encontrarse con él. La comitiva de la boda se desplazaba entonces, de nuevo en medio de muchas luminarias, en una procesión festiva hasta la casa del padre del novio, donde tenía lugar la ceremonia del matrimonio y el agasajo.

Siguiendo con Edersheim, comenta en varios pasajes:

En Judea había en toda boda dos amigos del novio. Antes del matrimonio, actúan como intermediarios entre la pareja; en la boda ellos ofrecen regalos, asisten a los novios y les atienden en la habitación nupcial, siendo también los garantes de la virginidad de la novia.

Con una bendición, precedida por una breve fórmula, con la que la novia era entregada a su marido, las festividades de la boda comenzaban. Después la pareja era conducida a la habitación nupcial y al lecho nupcial). La novia iba ya con su cabello descubierto.

La costumbre del velo nupcial, sea para la novia sólo o extendido sobre la pareja, data de tiempos antiguos. Fue suprimida por un tiempo por los rabbís después de la destrucción de Jerusalén. Todavía más antiguo era portar coronas, que también estuvo prohibido después de la última guerra judía. Palmas y ramas de mirto eran llevadas delante de la pareja, grano o monedas eran arrojadas sobre ellos, y la música precedía la procesión, a la cual era obligación religiosa sumarse si alguien se encontraba con ella. La parábola de las diez vírgenes, que con sus lámparas, estaban a la espera de la llegada del novio, está basada en una costumbre judía. Las festividades del matrimonio duraban una semana, pero los días nupciales se extendían por todo un mes.

Previamente a la boda, la novia debía purificarse debidamente en un baño ritual. Por su parte, el novio debía preparar la habitación nupcial.

La ceremonia implicaba realizar un segundo contrato. En este contrato se disponía de los llamados “amigos del novio”, dos testigos especiales que se encargan de atender a las necesidades de la pareja. Después de firmar estos testigos se llevaba el contrato a los padres de la novia. El contrato contenía las promesas que el novio se comprometía a realizar con su futura mujer.

Después de la ceremonia, los novios se retiraban a su habitación nupcial, aquí el novio entregaba unos regalos a la novia.

Durante una semana los novios permanecían todo el tiempo en la cámara nupcial, vigilada por los “dos amigos del novio”. Cuando el novio finalmente da una voz, entran los amigos y salen con la buena noticia de la consumación del matrimonio. En ese momento salen los novios, momento en que se ve por primera vez a la novia con el velo descubierto.

Este hecho es recibido con gran regocijo por parte de los invitados, lo cual iniciaba la fiesta de la boda, donde se servía comida, se bailaba y se cantaba al son de la música. Las comidas exigían el uso de una gran cantidad de agua para realizar los frecuentes enjuagues y lavatorios rituales. La fiesta duraba toda una semana, al término de la cual todos los invitados regresaban a sus casas.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Mateo 22:1-14


“Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:

«El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo una fiesta de boda a su hijo. Envió a sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero estos no quisieron asistir. Volvió a enviar otros siervos con este encargo: "Digan a los invitados que ya he preparado mi comida. He hecho matar mis toros y mis animales engordados, y todo está dispuesto; vengan a la boda". Pero ellos, sin hacer caso, se fueron: uno a su labranza, otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los golpearon y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó y, enviando sus ejércitos, mató a aquellos homicidas y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: "La boda a la verdad está preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos. Vayan, pues, a las salidas de los caminos y llamen a la boda a cuantos encuentren". Entonces salieron los siervos por los caminos y reunieron a todos los que encontraron, tanto malos como buenos, y la boda se llenó de invitados.

»Cuando entró el rey para ver a los invitados, vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda, y le dijo: "Amigo, ¿cómo entraste aquí sin estar vestido de boda?" Pero él guardó silencio. Entonces el rey dijo a los que servían: "Átenlo de pies y manos y échenlo a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes", pues muchos son llamados, pero pocos escogidos».” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Estar dispuesta a aceptar la invitación que Jesús me hace. Una invitación tan buena como una fiesta. Parece irresistible…

Pero la verdad es que hay muchas personas invitadas a esa “fiesta”, pero en la vorágine de la vida de hoy piensan que lo pueden dejar para más adelante, cuando tengan más tiempo.

Yo siempre me pregunto ¿para cuándo… para cuando se jubilen? ¿y si mueren antes? ¿no es mucho el riesgo, el haber tenido la oportunidad de aceptar a Cristo y celebrarlo, y haberlo hecho?

Si pensamos en el culto, ese espacio en donde los cristianos nos nutrimos de la Palabra y en donde nos fortalecemos en comunidad, es sólo un par de horas (si llega a eso) por semana. Y en nuestro caso: ¡dos veces al mes! No es tanto, no me va a retrasar tanto en mi trabajo, en mis cosas. Pero es como que para participar de las actividades de la iglesia falta voluntad.

Y no basta con estar, nuestra presencia en el lugar no significa que estemos realmente. Jesús espera la alegría y el deseo de celebrar, con alma y cuerpo. Es muy triste preparar una fiesta y que los invitados vengan por obligación…

Pero la invitación no es sólo para que participemos de las actividades de nuestra iglesia. Es para la vida, una vida en alegría y dispuestos a enfrentar con optimismo los avatares de la vida, no importa cuáles sean las cosas que nos tocan enfrentar. Jesús te propone a vos y a mí una vida con una actitud diferente, que transmita la alegría de una vida en Cristo, de una vida en la fe.

Aceptar significa un cambio rotundo, vivir nuestra vida desde otra perspectiva. Quedarte con tus cosas y en la vida que tenés ahora, será eso, nada más. Una vida que no crece, que no se supera, que se aferra a lo efímero, a lo que no perdura.

Hay una invitación que vos tenés la posibilidad de aceptar o no, como toda invitación. Las opciones siempre tienen sus consecuencias y en este caso tampoco es diferente. Jesús te promete una vida plena, en donde él va a estar con vos en las buenas y en las malas, en donde él pone todo y vos disfrutás del regalo de la fe. Podés aceptar o no: es tu decisión. Amén.


Querido Jesús: parece atractiva tu propuesta, en verdad me siento bien y la paso bien cuando me dejo seducir y te acepto. Pero la corriente me lleva, me atrapa. Hay muchas ofertas que me tientan y me dejo llevar… a veces más bien la realidad me atrapa y me agobia y no logro encontrarle la vuelta a la vida… entonces me doy cuenta de lo mucho que necesito de tu Palabra liberadora, de darme cuenta que la vida no es tener, sino ser, y cuando soy yo misma, con todo lo que Dios me ha dado, entonces puedo ser feliz y celebrar, incluso en medio de las preocupaciones y angustias. Suena raro ¿no? Esa es la fe en vos, es confiar que vos estás conmigo y me protegés. Gracias, Jesús, por tanto amor y paciencia. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.