sábado, 16 de diciembre de 2017

17 de Diciembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Isaías 61:1-11

»El espíritu de mi Señor, el Señor, está sobre mí, 
    porque me ha ungido mi Señor. 
    Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, 
    a vendar a los quebrantados de corazón, 
    a publicar libertad a los cautivos 
    y a los prisioneros apertura de la cárcel; 

a proclamar el año de la buena voluntad de mi Señor
    y el día de la venganza del Dios nuestro; 
    a consolar a todos los que están de luto; 

a ordenar que a los afligidos de Sión
    se les dé esplendor en lugar de ceniza, 
    aceite de gozo en lugar de luto, 
    manto de alegría en lugar del espíritu angustiado. 
    Serán llamados "Árboles de justicia", 
    "Plantío de mi Señor", para gloria suya.

»Reedificarán las ruinas antiguas, 
    levantarán lo que antes fue asolado 
    y restaurarán las ciudades arruinadas, 
    los escombros de muchas generaciones.

Extranjeros apacentarán sus ovejas 
    e hijos de extraños serán sus labradores y sus viñadores.

Ustedes serán llamados sacerdotes de mi Señor, 
    ministros de nuestro Dios serán llamados. 
    Comerán las riquezas de las naciones 
    y con su gloria serán enaltecidos.

En lugar de su doble vergüenza 
    y de su deshonra, 
    los alabarán en sus posesiones; 
    por lo cual en su tierra poseerán doble porción 
    y tendrán perpetuo gozo. 

»Yo, mi Señor, soy amante del derecho, 
    aborrecedor del abuso para sacrificio. 
    Por eso, afirmaré en verdad su obra 
    y haré con ellos pacto eterno. 

La descendencia de ellos será conocida entre las naciones 
    y sus renuevos en medio de los pueblos. 
    Todos los que los vean reconocerán 
    que son un linaje bendito de mi Señor.

»En gran manera me gozaré en mi Señor, 
    mi alma se alegrará en mi Dios, 
    porque me vistió con vestiduras de salvación, 
    me rodeó de manto de justicia, 
    como a novio me atavió 
    y como a novia adornada con sus joyas.

Porque como la tierra produce su renuevo 
    y como el huerto hace brotar su semilla, 
    así mi Señor, el Señor, hará brotar justicia y alabanza 
    delante de todas las naciones». Amén.

Curiosidades

¿Cómo y cuándo surgen las tradiciones navideñas que hoy celebramos?

La mayor parte de tradiciones religiosas que llegan hasta nuestros días nacieron o se desarrollaron en este larguísimo período que se extendió entre la caída del Imperio romano de Occidente en el 476 y el siglo XV, con el descubrimiento de América y la caída del Imperio bizantino. “Entre las aportaciones del Medioevo a la liturgia navideña destaca su serena grandiosidad”.
Poco a poco, los siglos fueron dando forma a la Navidad tal y como la conocemos: el Adviento, ese período de entre tres y seis semanas acompañado por “meditaciones, predicaciones, oraciones y penitencias” se generalizó entre los siglos IV y VI y prolongó las festividades más allá de la propia Navidad. Esta comenzó a celebrarse en catedrales donde se leían textos como las Profecías de Isaías o el Evangelio de San Juan. Es en este período cuando nacen las misas de Nochebuena, que podían llegar a ser tres: la primera de ellas, la del Gallo, es la más famosa, y debe su simbología al animal que primero anunció el nacimiento de Jesús.
El recogimiento, en esos años, empezó a compaginarse con la algarabía, marcada por el momento de adoración al Niño, momento en el que probablemente nacieron los primeros villancicos. Tanto fue así que Inocencio III llegó a prohibir en 1207 las escenificaciones del Belén dentro de las iglesias, porque “la alegría desbordada daba lugar a abusos y a que la fiesta saliese de los cauces de lo religioso, terminando entre otras cosas en mofas por parte de los pastores y del propio pueblo hacia la persona de San José”.
El origen del Nacimiento que hoy en día se construye en multitud de hogares, ayuntamientos y establecimientos se encuentra en el pesebre, “símbolo pagano de vida y renacimiento natural” que cobró importancia a partir del siglo VII, cuando Teodoro I depositó los restos del pesebre original en Santa María la Mayor (Roma). Desde el pesebre se pasó a la reinterpretación dramática del Nacimiento, como muestra la primera obra dramática española, el 'Auto de los Reyes Magos', del siglo XIII.
La historia atribuye a San Francisco de Asís haber alumbrado el primer belén de historia, con milagro incluido: aunque el resto de intérpretes eran campesinos y animales de la zona, el Niño era tan solo una imagen que cobró forma humana cuando el santo lo cogió entre sus brazos. Otros ejemplos tempranos son el del monasterio alemán de Füssen (1252) y la catedral de Florencia (1289). El belén fue popularizado por franciscanos y clarisas hasta que en el siglo XV adoptó la forma que conocemos hoy en día al hacerse exentas las figuras.
https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-12-24/navidad-antes-ahora_1305216/
Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

1 Tesalonicenses 5:16-24

“Estén alegres en el Señor. Oren constantemente. Den gracias por todo, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de ustedes.
No ahoguen el Espíritu; no desprecien las profecías; examínenlo todo y quédense con lo bueno. Absténganse de toda forma de maldad.
Que Él, el Dios de la paz, les haga plenamente santos, y que todo su ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que les ha llamado, y él es quien lo llevará a cabo.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Una de las características de los cristianos en los primeros tiempos fue la alegría más allá de las persecuciones, las torturas, la discriminación a las que se veían expuestos. Eso mismo hacía que quienes los veían se sorprendieran por ello, los odiaran o se sintieran atraídos por ese Dios que los sostenía hasta en las situaciones más difíciles.
“Estén alegres en el Señor”, ése es el mensaje del evangelio de hoy… pero ¿es así de simple?
Cuando una persona recibe el resultado del test de vih, se encuentra con que está infectado por el virus, y tiene que asumir que su vida cambió para siempre ¿cómo se entienden estas palabras “Estén alegres en el Señor”? ¿es posible vivir con alegría el hecho de vivir con vih?
El texto de hoy también dice “examínenlo todo y quédense con lo bueno” ¿hay algo bueno cuando se trata de vivir con vih?
Seguramente, si hacemos una lista, nos vamos a encontrar con muchas cosas que son malas, pero son muchas más las buenas. Primeramente que la medicina ha avanzado mucho, y hoy se puede llevar una vida normal, ya los efectos colaterales de la medicación son menos agresivos. Lo bueno es que el virus sólo se transmite a través de la sangre, la leche materna, el semen y los fluidos vaginales y penianos, por lo que no hay riesgo al abrazar, besar, compartir vasos, cubiertos o el mate, con una persona infectada.  Como el virus actúa destruyendo las defensas, la razón para no compartir un mate o la copa de la Santa Cena, por ejemplo, es cuando estamos resfriados, engripados, o tenemos alguna infección, porque somos un riesgo para la persona que convive con el vih.
Quedarnos con lo bueno es aprender a cuidarnos entre nosotros como comunidad, y tener mayor cuidado con quien es más vulnerable.
El texto de hoy deja muy claro que para Dios somos seres integrales, dice: “Que Él, el Dios de la paz, les haga plenamente santos, y que todo su ser, el espíritu, el alma y el cuerpo…”. Dios nos hace santos en cuerpo, alma y espíritu, no perfectos, sino buscando la perfección, que no es otra cosa que quedarse siempre con lo bueno, hacer el bien, estar alegres, más allá de lo dura o difícil que es nuestra vida.
El cuerpo es parte de esa santidad, tal y como Dios nos lo ha dado, con todas sus funciones, necesidades y deseos. De ahí que nuestra condición sexual también es parte de la obra de Dios, y Dios la bendice: seamos heterosexuales, homosexuales, transexuales. Pero eso mismo nos exige el cuidado de ese cuerpo en todos los sentidos, incluso en el momento de tener relaciones sexuales. Usar preservativo, saber nuestro estado de salud, realizar periódicamente el test de vih, ser responsables en los cuidados para evitar la infección o transmitir el virus a otra persona, es parte de ser cristianos y cristianas, de “conservarnos sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo”, de “abstenernos de toda forma de maldad”.
Dios nos ha llamado a través de nuestro Señor Jesucristo, él, cuando estuvo entre nosotros como una persona, nunca discriminó ni estigmatizó a nadie, ni por su enfermedad, ni por su condición social, ni por su sexualidad, por lo tanto, como hijos e hijas de Dios, somos llamados a actuar como Jesús, en esa misma misericordia.
Esta liberación que sentimos y vivimos como cristianos y cristianas nos hace felices, una felicidad que nos fortalece también. En este tiempo de Adviento, les invito a reflexionar sobre cómo actuamos y vivimos nuestra sexualidad, cuanto cuidado tenemos con nosotros mismos, con las demás personas; que examinemos nuestras mentes y corazones para deshacernos de todo lo malo que hay en ellos, y rescatemos lo bueno, lo santo, lo puro. Tomemos conciencia de que el vih es un gran flagelo a nivel mundial, pero que es posible frenar, incluso terminar con él, si asumimos cada uno, cada una, el cuidado del cuerpo en la prevención. Pero también que una persona con vih primeramente es una persona igual a cualquier otra, y que tiene un lugar dentro del cuerpo de Cristo. Jesús dice “vengan a mí todos los que están cansados de sus trabajos y de sus cargas y yo les daré descanso”, no especifica, por lo que no seamos nosotros quienes hacemos diferencia entre las personas. Amén. (Reflexión publicada por la Red de vih-sida de la Federación Luterana Mundial en América Latina y el Caribe).

Querido Dios, cuando escucho las historias de la Biblia o de otras personas que aceptaron tus propuestas, y luego me miro a mí misma, me doy cuenta de que muchas veces actúo egoístamente. No quiero darme cuenta de que nuestras vidas están entrelazadas y mi compromiso afecta la vida de las personas que me rodean, incluso aquellas que vendrán en un futuro. Ayudame a aceptar esto y así seguir tu voluntad. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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